En los últimos años, las telecomunicaciones en España han experimentado una auténtica revolución. Las grandes operadoras de telecomunicaciones (Movistar, Vodafone y Orange) han visto la oportunidad de mantener a sus clientes a través de los contenidos y el audiovisual.

Hay que sumar el desarrollo del SOVD en España , con el ejemplo de Filmin y la reciente llegada de grandes plataformas de streaming: Netflix, HBO…

Lo que es evidente es que ante la oferta de series y películas, la clave pasa por desmarcarse. Esto sólo se puede hacer de dos maneras, contratando los derechos de exclusividad de las series de más éxito , cada vez más complicado o bien la producción propia.

Hace unos días en el encuentro de Aisge sobre la nueva ficción audiovisual, Michel Messina Director de Telefónica Global Video comentaba que la estrategia de Movistar+ era similar a la de otras plataformas, extender la ficción nacional a otros países. Su próximo estreno, Velvet Collection con Bambú producciones, cuenta ya con los estándares internacionales de duración por capitulo.

Movistar+ arrancó el año pasado, llevando a cabo cuatro series de producción nacional, que en principio se emitirán a finales de este mismo año.

Su objetivo es convertirse en el primer hub europeo de creación de contenidos 4K, para conseguir el reto planifican otras diez producciones para el 2018.

Así llegará el turno para La peste (del director de La isla mínima, Alberto Rodríguez, triunfadora en los Goya 2015), el thriller policíaco La zona (de los productores de Crematorio, los hermanos Sánchez Cabezudo) y la comedia Vergüenza, con Javier Gutiérrez y Malena Alterio.

La  apuesta más ambiciosa de Movistar+ es la serie La Peste, un thriller ambientado en la Sevilla del siglo XVI,  que cuenta con una producción de diez millones de euros. Suman más de 200 profesionales, 1ooo figurantes, 100 actores… Entre su reparto destaca Paco León en un registro muy diferente al que nos tiene acostumbrados.

Toda esta avalancha de producciones que llegan, nos deja entrever y aviva la esperanza, que el cine y la ficción seguirán existiendo aunque cambie la experiencia del cómo disfrutarlo, más allá de una sala o incluso de un dispositivo.